lunes, 24 de junio de 2013

El ojo del diablo

-¡No te lo pongas!-Dijo Tom- ¡Te volverás un diablo!
-Debo hacerlo, te prometo que volveré.
-Está bien...

Tim se lo puso, y se volvió un monstruo enorme, con 4 manos de longitud infinita, que se estiraban y retrocedían, cuando el ser malvado quería.

Tom se asustó, pensando que le atacaría a él, en vez de a los demás demonios que los atacaban.

-¡Tim, estoy aquí, al lado de la grieta!

Se acercó, pero, con buenas intenciones. Le agarró por la cintura, para no lastimarlo, y lo subió al portal. Entonces, justo en ese momento, lo demonios también querían salir de allí. Se subieron por las piernas de Tim, e intentaron llegar al exterior por sus brazos.

-¡Van a salir!- Dijo Tom.
-N... lo cre... o...- Fijo Tim con voz extraña y errante.

Tim los agarró por la otra mano, y los lanzó al aire como una cometa.

-Hu... id... no hay... mucho... tiempo.

Tom corrió hasta llegar al portal que había en la grieta. Tim hizo lo mismo, y nada más cruzar el portal, se cerró. Llegaron victoriosos a salvo en su refugio.
Tim se quitó el colgante diabólco.

-¿Qué se te pasa por la cabeza, Tim?
-Cuando estaban los demonios en mis piernas y brazos, note que tenían miedo.
-¿Miedo? ¿De qué?
-No... lo se. Lo único que sé es que les asustaba mucho, que sería más malo que el infierno entero...

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